Mi Navegante Estravagario


 


Pablo Neruda, es más conocido por sus poemas de amor, donde era una joven lucido que escribió 20 poemas de amor y una canción desesperada, y no tan conocido por su obra Estravagario, donde ya es un escritor más experimentado y afinca los aspectos de la vida cotidiana con irreverencia y cinismo; quizás solo el titulo resulta curioso, pero en uno de sus poemas (el ultimo, de hecho) titulado testamento de otoño, expresa sus variadas transformaciones y confirmando su fe en la poesía:

“Mientras se resuelven las cosas
Aquí deje mi testamento,
Mi navegante estravagario
Para que leyéndolo mucho
Nadie pudiera aprender nada,
Sino el movimiento perpetuo
De un hombre claro y confundido,
De un hombre lluvioso y alegre,
Enérgico y otoñabundo”

Como especie de diario, donde entrelaza esas vivencias, a lo largo de los meses de viaje que compartió con su esposa Matilde, en una embarcación, donde se deja ver su aspecto de digresión extravagante, un desacato sin cesar; donde habla del amor (realmente muy poco), la crítica, los aspectos sociales, su vida personal, la política, entre otros; donde nos permite conocer más a fondo los pensamientos profundos, a veces un poco superficiales, nos refleja la realidad con la siguiente frase de su poema No tan Alto “De cuando en cuando y a lo lejos hay que darse una baño de tumba” y “Vi festejados los ladrones por caballeros impecables y esto se pasaba en inglés, y vi a los honrados, hambrientos buscando pan en la basura”, hace énfasis en esa especie de digresión social, donde solo los que actúan de mala manera pueden triunfar.

También hace fuertes declaraciones hacia la crítica en su poema El Miedo “Todos pican mi poesía con invencibles tenedores buscando, sin duda, una mosca. Tengo miedo”, “por eso en estos cortos días no voy a tomarlos en cuenta, voy a abrirme y voy a encerrarme con mi más pérfido enemigo, Pablo Neruda”, así como hace mofa de todas esas personas que decían ser “amigos” en Por fin se fueron “Todos golpeaban a la puerta y se llevaban algo mío, eran gente desconocida que yo conocía muchísimo, eran amigos enemigos que esperaban desconocerme”, transgrede las órdenes del mundo en Demasiados Nombres cuando expresa que no todo debe tener un nombre o fronteras “Esto quiere decir que apenas desembarcamos en la vida, que venimos recién naciendo, que no nos llenemos la boca con tantos nombres inseguros, con tantas etiquetas tristes, con tantas letras rimbombantes, con tanto tuyo y tanto mío, con tanta firma en los papeles”.

En su último poema (muy memorable) Testamento de Otoño, el poeta empieza por contar su condición y sus predilecciones, de sus enemigos, destina sus penas, se pronuncia en contra del odio y habla a su amada Matilde “Nuestras espinas diferentes, nuestros ojos maleducados, nuestros pies que no se encontraban y nuestros besos indelebles, todo estará por fin reunido, pero ¿de qué nos servirá la unidad en un cementerio? ¡Que no nos separe la vida y se vaya al diablo la muerte!”, en la última página del libro, Neruda se despide como solo él puede hacerlo:

“Y ahora detrás de esta hoja
Me voy y no desaparezco:
Daré un salto en la transparencia
Como un nadador del cielo,
Y luego volveré a crecer
Hasta ser tan pequeño un día
Que el viento me llevara
Y no sabré como me llamo
Y no seré cuando despierte:
Entonces cantare en silencio.”

No es ninguna suerte, que este sea uno de mis libros favoritos, desgraciadamente hay muy pocos poemas que se pueden encontrar, pero el libro completo con todos sus poemas es digno de mención, y eso que no agregue mis poemas favoritos, quizás en otra oportunidad (en otro post), pero debo decir que este es uno de los libros más originales y personales de Neruda, y el autor expresaba su agrado hacia él, diciendo “De todos mis libros, Estravagario no es el que canta más, sino el que salta mejor. Sus versos saltarines pasan por alto la distinción, el respeto, la protección mutua, los establecimientos y las obligaciones, para auspiciar el reverente desacato. Por su irreverencia es mi libro más íntimo. Por su alcance logra trascendencia dentro de mi poesía. A mi modo de gustar, es un libro morrocotudo, con ese sabor a sal que tiene la verdad”.

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