Inspiración de Amor: Matilde


Matilde fue para el poeta, isla, flor, mujer, compañera; fue uno delos amores más intensos y apasionados que lo acompaño hasta su muerte, y del cual fecundo un amor poético e inspirador, expresado en varios de sus libros; cien sonetos de amor, Estravagario, Los versos del Capitán, La Barcarola y el Mar y las Campanas.

Como muestra de la humildad de Neruda, el autor presento el fruto de su amor a su compañera incluida en su dedicatoria en Cien sonetos de Amor, en la que analiza el cómo y el porqué de los mismos.

A Matilde Urrutia
Señora mía muy amada, gran padecimiento tuve al escribirte estos mal llamados sonetos y harto me dolieron y costaron, pero la alegría de ofrecértelos es mayor que una pradera. Al proponérmelo bien sabía que al costado de cada uno, por afición electiva y elegancia, los poetas de todo tiempo dispusieron rimas que sonaron como platería, cristal o cañonazo. Yo, con mucha humildad hice estos sonetos de madera, les di el sonido de esta opaca y pura substancia y así deben llegar a tus oídos. Tú y yo caminando por bosques y arenales, por lagos perdidos, por cenicientas latitudes, recogimos fragmentos de palo duro, de maderos sometidos al vaivén del agua y la intemperie. De tales suavizadisimos vestigios construí con hacha, cuchillo, cortaplumas, estas madererías de amor y edifique pequeñas casas de catorce tablas para que en ellas vivan tus ojos que adoro y canto. Así establecidas mis razones de amor te entrego esta centuria: sonetos de madera que solo se levantaron porque tú les diste vida.

No abundan los poemas amorosos en sus últimos libros, no es la presencia de la muerte que haya hecho huir al amor: el amor es ya el mismo, su fusión con ella, cada acto, cada pensamiento juntos, y eso lo demuestra su gran poema Final, ese poema conmovedor de amor y vida fue concluido poco antes de morir.

Final
Matilde, años o días
Dormidos, afiebrados,
Aquí o allá,
Clavando
Rompiendo el espinazo,
Sangrando sangre verdadera,
Despertando tal vez
O perdido, dormido:
Camas clínicas, ventanas extranjeras,
Vestidos blancos de las sigilosas,
La torpeza en los pies.
Luego estos viajes
Y el mío mar de nuevo:
Tu cabeza en la cabecera,
Tus manos voladoras
En la luz, en mi luz,
Sobre mi tierra.
Fue tan bello vivir
Cuando vivías!
El mundo es más azul y más terrestre
De noche, cuando duermo
Enorme, adentro de tus breves manos.
El Mar.

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